Podemos ir haciendo camino.
Podemos ir moldeando, amasando, construyendo.
Podemos bifurcar lo que vivimos ahora hacia ese otro lugar al que anhelamos llegar.
Todo con el poder más grande que se nos ha dado: la palabra.
Pero no una palabra dicha al azar.
No es simplemente decir… es nombrar.
No es llamar… es habitar.
Es encarnar lo que deseas.
Es quedarte a vivir ahí.
Sentirlo con el corazón, imaginarlo con tu mente, y dejar que tus labios pronuncien sonidos que llevan sello, que llevan sueños, que llevan verdad.
Palabras que no se lleva el viento,
porque las supiste atesorar a tiempo.
Palabras que atrapaste, que habitaste, que sentiste…
y en las que vives, aunque tus ojos vean otra cosa ahí afuera.
Porque no es lo mismo decir que nombrar.
No es lo mismo estar… que no estar.
❓ ¿Qué palabra, si la nombraras hoy con todo tu ser, podría cambiar el rumbo de tu vida?
❓ ¿Qué dejarías de llamar… para comenzar a nombrar de verdad?
📝 Tarea: Elige una sola palabra que represente aquello que quieres crear. Escríbela, repítela, siéntela. Habítala durante siete días, incluso cuando lo de fuera no coincida todavía con ella.