🧽 Limpiar es recordar
Cuando llego a casa, lo primero que hago es mirar a mi alrededor. Ese jarrón tan bello sobre la mesa del comedor —lo primero que veo al abrir la puerta— me saluda como si supiera que estoy volviendo a mi centro. Y me dice, sin palabras, que aquí hay belleza, paz y armonía.
🌼 Las cosas se acumulan, como se acumulan pensamientos en la mente. Algunos valiosos, otros mero ruido. Mi hogar es el reflejo perfecto de lo que soy: de mi personalidad, sí… pero también de mi estado interior. Cuando hay orden afuera, hay orden adentro.
🌀 A veces hay desorden —y está bien—, porque incluso en el caos hay un hilo invisible que busca el equilibrio. "El desorden dentro del orden", como yo lo llamo. Pero cuando recojo, cuando limpio, algo cambia. No solo en el espacio, también en mí.
Siento un profundo agradecimiento. Por el techo que me cobija. Por los cuadros que me miran y las flores que me saludan —esas flores que ya conocen mis silencios, mis días y mis estaciones.
🌻 No soy de grandes cambios. Amo lo que me acompaña desde hace años: los paisajes de mis cuadros, el color del sol en las paredes, el azul celeste de los días en calma. Me reconforta ese adorno que quedó de la Navidad pasada, como si un trocito de esa magia quisiera quedarse siempre cerca.
🌳 Abrir la ventana y saludar a mis árboles. Ver el paso del tiempo en sus hojas. Este año, incluso un nido me recordó que la vida siempre se abre paso… que la vida siempre gana.
Y sí, hay cajones que no se abren. Rincones olvidados que, por alguna razón, guardan su propio silencio. Y los respeto.
🌬️ Enciendo el incienso, casi como un ritual. Limpio los rincones, no solo por higiene, sino por amor. Porque proteger el hogar es un acto sagrado. Y solo las energías amorosas tienen cabida aquí.
Limpiar no es limpiar. Es sanar. Es agradecer. Es ordenar la mente mientras ordenas el espacio. Es recordar quién eres y por qué amas lo que amas.
🛁 Incluso en el baño hay un recordatorio: una cortina alegre, con una figura sonriente y un mensaje sencillo: “Listen to the silence”. Y ahí empieza el día. En silencio. En gratitud. En belleza.
Porque sí: limpiar es recordar. Y lo que se recuerda… se cuida mejor.