Las liturgias que nadie ve
Hay personas que celebran lo sagrado sin saberlo.
No en templos ni en ceremonias.
Sino en la repetición amorosa de los días.
En el agua que se cambia sin que nadie lo pida.
En el plato que espera, caliente, aunque nadie lo reclame.
Hay liturgias que no se anuncian.
Se hacen en silencio.
Con manos suaves.
Con gestos antiguos.
Con el alma volcada en lo cotidiano.
No hay aplausos.
No hay incienso.
No hay promesas de recompensa.
Y aun así, todo se ofrece.
Porque hay un tipo de amor que no necesita testigos.
Un amor que se expresa en preparar sin que te lo pidan,
en planchar lo que otro llevará puesto,
en decir “te quiero” sin palabras,
solo con la forma en que se sirve el agua o se acomoda una manta.
Y cada noche, cuando todo parece dormido,
ese amor se queda un instante más,
mirando el orden silencioso de la casa.
Respira profundo.
Y se permite descansar.
✨ Eso también es espiritualidad.
Eso también es servicio sagrado.
Eso también es amar.
💭 Preguntas simbólicas para quien lo lea:
• ¿Qué repites cada día sin saber que es un acto de amor?
• ¿En qué momentos lo cotidiano se vuelve sagrado para ti?
• ¿Hay gestos tuyos que nadie ve… pero que sostienen el mundo?