La historia cuenta que Sati, esposa de Shiva, quiso volver a la casa de su padre.
Shiva la advirtió: “Supondrá tu muerte”.
Ella salió enfadada, dolida, y lo hizo de todos modos.
Al llegar, defendió a su esposo con firmeza ante su familia.
Pero lo hizo desde la rabia, desde la reacción, desde el mismo fuego que allí ardía.
Y en vez de regresar a él, eligió consumirse a sí misma en las llamas.
🔥 Este mito parece lejano, pero habla de algo profundamente humano:
¿Cuántas veces creemos defender lo que amamos… y terminamos hiriéndonos a nosotros mismos?
Cuando discutimos en nombre de la paz, pero lo hacemos con violencia.
Cuando exigimos respeto, pero lo hacemos humillándonos sin darnos cuenta.
Cuando queremos liberarnos… pero usamos las cadenas del mismo enemigo.
Así, lo que juramos proteger se convierte en el veneno que nos consume.
Creemos ganar, y en realidad perdemos.
Creemos defendernos, y en realidad nos herimos.
⚖️ La enseñanza es clara:
no basta con tener razón, importa desde dónde defiendes lo que amas.
Porque la defensa siempre te encierra en la densidad.
Defensa viene de densa.
Y lo denso no libera, aprisiona.
Lo sutil, en cambio, no necesita defenderse.
Se afirma en silencio, se sostiene en la verdad y brilla sin alzar la voz.
Sati no murió por el rechazo de su padre.
Murió porque eligió luchar en el mismo fuego que la estaba quemando.
💭 Preguntas para ti:
¿Cuántas veces has acabado en medio de todos, enfadado con todos, y dañado tú mismo?
¿Qué batallas de tu vida estás librando desde el mismo dolor que quieres sanar?
🛠 Tarea para estos días:
Cuando te toque defender lo que amas, detente un instante.
Respira.
Pregúntate: ¿Desde dónde lo hago?
Si nace de la rabia, espera.
Si nace de la conciencia, adelante: tu fuerza será invencible.
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