Toda vida auténtica llega, tarde o temprano, al límite.
Ese lugar donde los planes se rompen, las fuerzas flaquean y las formas se deshacen.
El límite no llega para castigarte.
Llega para mostrarte desde dónde estás viviendo.
Ahí, en ese cruce, tienes dos caminos:
— Reaccionar como humano.
— Responder como creador.
La diferencia es inmensa.
Porque el límite no es tu enemigo, sino tu espejo.
Es la puerta donde se revela si hablas desde el miedo o desde tu verdad.
Si lo rehúyes, repites la misma historia una y otra vez.
Si lo atraviesas, fundas una nueva ley simbólica en tu vida.
✨ El límite es el lugar donde el yo se quiebra y el alma puede hablar.
La pregunta es: ¿cómo eliges responder en tu próximo límite?
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