A veces creemos que lo que vivimos hoy no tiene relación con lo que vivimos ayer.
Vemos un nuevo trabajo, una nueva pareja, un nuevo lugar… y pensamos:
“Ahora sí, esta vez es diferente”.
Pero, si nos detenemos a mirar con atención, descubrimos algo inquietante:
el trasfondo es el mismo.
La sensación interna, el desenlace, la emoción que queda… son calcadas a experiencias pasadas.
No es casualidad.
Es el guion silencioso que opera desde dentro: creencias, heridas, expectativas y lealtades invisibles que castean a las personas y circunstancias que aparecen en nuestra vida.
Podemos cambiar de escenario, de actores, incluso de idioma… pero seguimos representando la misma obra.
Ese guion no se escribe con tinta. Se escribe con lo que creemos que merecemos, con lo que tememos perder, con lo que aprendimos a amar y con lo que aprendimos a temer.
Y mientras no lo cuestionemos, él seguirá decidiendo por nosotros.
💭 Pregúntate hoy:
¿Estoy cambiando de escenario… o sigo representando la misma obra con otros actores?
¿Qué emoción o resultado final se repite en mis historias, aunque el contexto sea distinto?
🛠 Ejercicio para este día:
Elige una situación reciente que te haya dejado un sabor conocido. Escríbela como si fuera una escena de teatro: describe los personajes, el lugar, el conflicto y el final.
Luego compara esa escena con otra de tu pasado.
¿Qué elementos coinciden? Ahí empieza a revelarse el patrón.